Hoy, aunque sea tarde, traigo la nueva entrega de la web. Un relato corto. Un vómito literario. Espero que les guste.
Microrrelato I
Las sombras me persiguen. La oscuridad se introduce en mi corazón. Ya no hay más vueltas de hoja. Ya no hay retorno.
Miro lo que soy y lo acepto. Me arrepiento de lo que fui. Pero ya no hay más remedio.
Asesino sin piedad. Se me da bien eviscerar y desangrar.
Asesino. Me da igual a quién, porque siento placer cada vez que noto cómo penetra mi cuchillo en su piel. Un escalofrío recorre mi brazo hasta llegar a mi corazón que despierta de su aletargamiento y una sonrisa se esboza en mi cara.
Huyo de lo que fui y del policía que pude haber sido. Huyo de la multitud y me encierro en mi soledad. Mi divina soledad. Mi amada soledad. Es mi soledad y estoy cómodo en ella. Asesino en ella y nadie podrá saber jamás quién soy a menos que yo así lo quiera.
Y lo estoy deseando. En cada víctima dejo una pista, además de mi peculiar estilo y mi patrón.
Pero no hay buenos policías en esta ciudad y dudo que algún día los haya. En cierto modo. lucho por ello. En cierto modo, jamás dejé de ser yo y de desear lo mejor para el prójimo. Cada vez que asesino le hago un favor a la sociedad y a mi mismo. Cada vez que asesino, me hago un favor y pongo patas arriba a todo el cuerpo policial. Cada vez que asesino hago de vuestro mundo uno un poco mejor.
Cuando asesino, lo hago por mi… Y por vuestra seguridad.
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Gracias por leerme.
David Árper